Un vecino en Palmira me pasó el dato de
plinko casino, me dijo que se distraía mucho con eso mientras esperaba en el taller de motos. Le hice caso y terminé metido yo también. No soy de jugar por dinero, pero la sensación de ver la bolita caer y multiplicar el saldo es difícil de ignorar. Tiene su vicio, no lo niego, pero también sus alegrías.